Opinión. "En defensa de la enseñanza pública y contra las leyes de educación socialistas"


En nada discrepo de estas tesis. Pienso que la enseñanza pública es la garantía de una sociedad democráticamente sana. A su vez, la democracia defiende la libertad de ideas y la libertad de mercado, por tanto, ahí tienen cabida la enseñanza privada. Concertar esta enseñanza es un engaño al ciudadano. La libertad de empresa debería hacer que los colegios privados se mantengan con sus ingresos, no con los del estado en detrimento de la enseñanza pública. Y hay un factor más, esos colegios concertados, muchos de ellos son religiosos, con lo cual proporcionan una enseñanza que no tiene nada que ver con el laicismo y la aconfesionalidad de la constitución. También defiendo la universalidad de la enseñanza. Todo ciudadano tiene derecho a la educación y eso es lo que hace posible la igualdad de oportunidades. El pobre, el débil, el marginal, si no accede a la educación sigue para siempre en la marginalidad. Es necesario fomentar esa igualdad de oportunidades. El problema aquí es que las diferentes leyes educativas no lo han hecho bien. La obligatoriedad de la enseñanza en su pretensión de salvaguardar la igualdad de oportunidades lo que ha producido ha sido un deterioro de la enseñanza. Y es aquí en donde discrepo con el autor. Éste considera que el mal en la educación y el prestigio de la enseñanza privada/concertada es causa del neoliberalismo. De ninguna de las maneras. Es la propia dinámica de la LOGSE-LOE , la que ha favorecido la quiebra de la enseñanza pública y, de rebote, el prestigio de la privada. Es curioso, que los gobiernos de izquierdas hayan sido los que más favor le hayan hecho a la enseñanza privada. Tampoco tenemos que olvidar aquí que el partido socialista comulga con el neoliberalismo, ha claudicado de la socialdemocracia. Y esto no es de ahora, que se ha puesto de rodillas ante el mercado, sino que viene de lejos, como el autor sabe.



Por supuesto que participo de la eliminación de la enseñanza religiosa en el horario lectivo. Es una de mis viejas luchas en pro del laicismo constitucional. La enseñanza de la religión en los centros públicos es otra de las pruebas de nuestro déficit democrático y de la no tan modélica transición. Aunque sí habría que añadir aquí que la enseñanza de la religión, no confesional, sino como fenómeno histórico, social y antropológico es de urgente necesidad. Nuestra civilización es cristiana, el hombre tiene una dimensión religiosa ineludible. El estudio del fenómeno religioso es imprescindible si queremos conocer quiénes somos y de dónde venimos. Más ha influido la religión en la cultura de occidente que la ciencia. Lo que sucede es que la enseñanza viene mediatizada por la razón instrumental científica y por la pose progre de la izquierda que quiere eliminar la religión, sin tener en cuenta la aportación, sobre todo ética, de ésta a la humanidad. Y luego, de paso, sustituir los mitos de la religión tradicional por el mito del progreso, la tecnociencia, la economía y el beneficio… en fin, que introduce una nueva religión que nos esclaviza y nos aborrega y en la que éticamente, desde luego, no salimos ganando.



Y, por último, no estoy de acuerdo con lo que el autor sostiene como modo de acción para mejorar la enseñanza pública: más formación del profesorado. Creo que esto es un engaño. La formación a la que el profesorado tiene acceso, además, sus sexenios dependen de ellos, es la de los centros de profesores y los sindicatos. No tiene nada que ver con su formación académica ni investigadora. La formación actual del profesorado es adoctrinamiento en la LOGSE-LOE. Un saludo muy afectuoso para el autor.

 

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