Los problemas de riego

La agricultura y la producción de alimentos representan alrededor del 70 por ciento del uso mundial de agua. Los climas son cada vez más variables e inciertos y, con una población en constante crecimiento, la disminución del nivel de agua tendrá efectos globales en la producción de alimentos.

Como ya sabemos, tradicionalmente, el olivar ha sido un cultivo típico de secano. Las características de la planta, que tiene capacidad para resistir sequías prolongadas y produce frutos aunque el aporte de agua sea bajo, han favorecido la adaptación del secano durante años. Sin embargo, en la actualidad son muchos los olivicultores que han optado por incluir el riego en sus plantaciones de secano.

Cuáles son las necesidades hídricas del olivo

Como ya hemos apuntado, el olivo es un árbol típico del clima mediterráneo muy tolerante a la sequía. Es perfecto para el cultivo en secano porque cuenta con un sistema radicular extenso y sus hojas tienen pocos estomas en el envés. Por el contrario, estos se sitúan en ligeras depresiones que crean un microclima  el cual disminuye la transpiración y la pérdida de humedad.

En caso de regar, conviene saber que el momento en el que el olivo gasta más agua se sitúa entre la prefloración y la maduración. Por si fuera poco, esto coincide con el periodo de mayor escasez de lluvias.

Sequía, falta de agua y cómo remediarlo

Para ciertas zonas de Extremadura el remedio a la sequía no tiene buena pinta, al menos a medio-largo plazo. Con las inversiones que se van a hacer por parte de las administraciones se pueden encontrar soluciones cortoplacistas pero, a pesar de ello, habrá otras zonas que se quedarán sin regar.

Es cierto que el clima no acompaña y no llueve como debiera. Esto sumado a que hay otras zonas de Tierra de Barros que no tienen acceso a regadío dan como resultado un mal pronóstico para el cultivo. El olivar tradicional de secano tiene muchas complicaciones porque no hay agua suficiente y todo se empeora más debido a que existen muchas zonas que no disponen de pozos para el regadío. Aunque hubiera posibilidades de crear pozos, no podrían regar debido a que el acuífero está agotado. Otra complicación más que se suma a la causa. Pero podrían ser una solución interesante si la pluviometría fuera buena.

¿Cómo se puede remediar la falta de agua?

Lo que viene del cielo es lo que viene, ahí no se puede hacer mucho, ni siquiera llamando a un Chamán. Por un lado, las esperanzas están puestas en el regadío de Tierra de Barros, ya que ese remanente que deja debería utilizarse en aquellas zonas donde no llega el riego.

Mientras tanto, desde Viñaoliva ofrecemos una solución alternativa como poner a disposición del olivar nuestros técnicos para que ayuden a los olivicultores a poder aprovechar más los recursos que tengan a su disposición, tanto el agua como el sol. ¿De qué manera? Ayudando al agricultor a gestionar mejor el control de plagas y enfermedades, haciendo de intermediación entre la Junta de Extremadura y el propio agricultor, con el fin de que tengan los menores riesgos posibles en sus cultivos.

Por otro lado, también está el asesoramiento sobre la poda y el abonado, además de los problemas generales que surgen en el día a día en el cultivo. El objetivo final se traduce en una mejor comercialización del producto ya que, poniendo los medios técnicos para que el producto salga con mayor calidad y buscando mejores mercados que aprecien el esfuerzo que conlleva el olivar tradicional en Tierra de Barros, se puede garantizar una buena solución a la problemática.

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