Viñaoliva, hacia la economía circular
En un sistema de economía circular, el valor de los materiales se mantiene por el mayor tiempo posible Se minimiza el desperdicio, el uso de recursos y los materiales que se mantienen en la economía cuando los productos alcanzan el final de su vida útil para volver a ser usados y volver a generar valor.
En una economía circular, cuando un producto llega al final de su vida útil, pueden reciclarse sus materiales para volver a incorporarlos al proceso productivo como nuevas materias primas, disminuyendo así el consumo de recursos y aumentando la seguridad del suministro.
Las oportunidades que presenta una transición hacia un modelo de economía circular son considerables tanto desde el punto de vista económico como del social-medioambiental. Desde el punto de vista económico pueden señalarse la reducción de costes vía optimización del uso de recursos y procesos productivos, la reducción de la dependencia de mercados de materias primas o la creación de nuevos puestos de trabajo, entre otros. Desde el punto de vista social-medioambiental son claros los beneficios que este sistema presenta. También son palpables los esfuerzos que las instituciones europeas han hecho en su clara apuesta por esta transición. Se han realizado impulsos en materia de reducción del consumo de determinados recursos considerados perjudiciales para el medio ambiente, reciclaje de residuos orgánicos, exigencias en el tratamiento de residuos, empoderamiento de consumidores o etiquetado de productos, entre otros campos.
La gestora de subproductos vínicos del grupo Viñaoliva, creada en 2009, representa un paso más en la política de diversificación y consolidación del grupo.
Antes de esa fecha, en el sur de Extremadura, existían varias alcoholeras que fueron desapareciendo con el tiempo, quedando las más cercanas en Castilla La Mancha. Por lo tanto, la idea era no depender de una gestora que estuviera fuera de Extremadura y dar así una solución a las bodegas de la región, principalmente a las más pequeñas. Actualmente, Viñaoliva, a través de la gestora de subproductos, se ha convertido en el único organismo que se encarga de certificar que las bodegas cumplen con el porcentaje obligatorio de entrega de subproductos vínicos.
Subproductos vínicos
Se obtiene alcohol para biocombustibles (de uso industrial) o para uso de boca (para consumo), semillas para aceite con el objetivo de la comercialización internacional y biomasa. Generando así una economía circular y sostenible. El referido proyecto “cerrar el círculo” es un proyecto ambicioso al que aún le queda un largo recorrido, pero en el que Viñaoliva ya afronta un 2022 analizando nuevos proyectos de economía circular basados en nuevos productos.
De ahí que después de una esmerada elaboración, se comercialicen productos como aguardientes, resultante de la destilación de vinos seleccionados con una graduación; alcoholes neutros, obtenidos de la destilación y rectificación de vinos y subproductos vínicos con una graduación mayor a 96 por ciento en volumen, destinado a la elaboración de bebidas espirituosas; destilado de origen vínico, obtenido de la destilación exclusivamente de subproductos de la vinificación, con graduación de 92,5 por ciento en volumen, destinado al mercado de uso industrial y energético; tartrato cálcico, obtenido de la precipitación del tartrato natural existente en orujos y lías de vino, producimos un tartrato de gran calidad por su concentración, >50% A.T. y su granulometría; pepita de uva, producto obtenido de la separación y secado a temperaturas suaves del orujo de uva ensilado; biomasa, producto resultante de la separación, secado y cribado del orujo de uva, destinado a combustible para calderas específicas (humedad < 10%); compost crudo, producto resultante de la valoración y reciclado de los residuos vínicos generados en la planta, utilizado como compost en terrenos con demanda de materia orgánica.
En definitiva hablamos de un importante beneficio para la agricultura porque repercute en cada socio, aportándole valor añadido al trabajo que ya hacen, puesto que se aprovechan los posibles desperdicios de sus cosechas y esto revierte de nuevo en los beneficios del socio.